La última puesta de la compañía Musa Híbrida se materializa con “Insomnia”

Detrás de escena: una charla íntima con Leonela Laborde y Martín Pereyra

Por Ali Rodriguez Martín para El Galpón de las Artes |


En el umbral de su décimo aniversario, el grupo Musa Híbrida presenta su última creación “Insomnia”. Esta experiencia teatral está inspirada en  “la vida y la vida que fue la obra” de Alejandra Pizarnik, centrándose en los conflictos del ser humano con sus “monstruos interiores”.

Previo al estreno, Leonela Laborde y Martín Pereyra comparten con El Galpón de las Artes cómo transitaron el proceso creativo después de “Carne”, qué inquietudes abarcaron y qué técnicas utilizan para volver a escena con una pieza que parte de una “escritura en imágenes” ya que su dramaturgia colectiva no necesita la utilización de palabras para convertirse en una “poesía visual y sonora”.

“Como creadores y creadoras, buscamos que la gente sienta lo que nosotros sentimos cuando producimos; no es que nosotros reproducimos un efecto para flashear sino que yo lo estoy viviendo”, reconoce Leonela e invita: “Queremos que sientan lo mismo que sentimos: la inquietud y el abismo al que nos enfrentamos con esas imágenes”.



Después de la temporada de “Carne” ¿Cómo empezaron a trabajar en “Insomnia”?
(Leonela)  Arrancamos el proceso de Insomnia durante la temporada que nos encontró encerrados. Teníamos una autora que era nuestro norte, que es Alejandra Pizarnik. Empezamos a construir los posibles universos que hoy son parte de Insomnia pero cuando el mundo se abre, post pandemia seguimos con Carne y pusimos en el freezer a Insomnia y, cuando le dimos un fin retomamos con todo el proyecto.



“Estamos convencidos de que el lenguaje de la palabra es un limitante para transitar determinadas experiencias”



Sus propuestas se caracterizan por una estética e impronta visual y sonora predominante ¿Cómo abordaron este trabajo?
(Martín) El epicentro de la investigación por un lado tiene como objetivo el campo de la máscara escénica, alejada de los estereotipos de máscaras que se suelen emplear, y sobre todo en el marco de la búsqueda de un identidad propia tanto plástica como estética y argumentativa que está muy sustentada en nuestras búsquedas conceptuales y filosóficas. El epicentro por un lado es ese: el de animación con las máscaras y en esta puesta incluimos otras que es el cuerpo prestado, la manipulación de pequeños muñecos, animación de criaturas de diferentes escalas que son un desdoblamiento de personaje humano, si se quiere de la actriz.


EL PUNTO DE PARTIDA CON ALEJANDRA PIZARNIK


Alejandra Pizarnik (1936 – 1972) escritora y traductora argentina, su poesía oscilaba entre el automatismo surrealista y la voluntad de exactitud racional: eran ventanas metafóricas, espacios para la reflexión. Aún hoy sus versos, en constante tensión entre el automatismo surrealista y la racionalidad, reflejan la vida de la poeta, con lo cual el grupo “Musa Híbrida” se dejó atravesar para compartir una renovada experiencia teatral.

¿Elegir la obra y vida de una artista como Pizarnik fue un desafío?
(Martín) El universo biográfico por un lado y estético – poético de Alejandra Pizarnik siempre fue una de nuestras debilidades. Fue todo un desafío porque fuimos construyendo una poesía visual a través de una poesía textual más allá de que la poesía de Alejandra tiene un gran contenido plástico, más que leer palabras es como estar viendo cuerpos, paisajes y situaciones. Eso nos facilitó la construcción de la dramaturgia, es un lenguaje más próximo al lenguaje cinematográfico que al lenguaje teatral propiamente dicho.


Lo “visceral” se vuelve presente en cada una de sus puestas ¿Por qué la ausencia de la palabra?
(Leonela) En realidad no le damos preponderancia al texto, le damos preponderancia a lo plástico, la imagen, le damos un lugar al sonido y la iluminación que quizás quedan supeditados en otras propuestas. Es nuestra Musa Híbrida y por eso nos identificamos con ese nombre, tiene tanta y más importancia que quien pone el cuerpo.
(Martín) Estamos convencidos, en algún punto, en que el lenguaje de la palabra es un limitante para transitar determinadas experiencias. Sentimos que lo que hace es dirigir la atención del espectador hacia un sentido y quizás la imagen tiene una fuerza polisémica si está bien construida y tiene una cierta tensión dialéctica que punza mucho más directamente lo pre-racional, lo consciente o lo intelectual solamente.

“Tomamos términos del cine más que del teatro para construir estas experiencias más que obras, intentamos que cuando el espectador venga pueda transitar una experiencia más que una historia”, invitó Martín Pereyra.

No te quedés afuera de vivir una experiencia teatral diferente en El Galpón de las Artes. 

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