“OJO CAYÓ EN LA TELARAÑA”: UNA OBRA QUE JUEGA CON RECURSOS DE CINE CLASE B

El director Agustín Elordi compartió cómo fue el proceso creativo de la pieza que escribió Alejandro Frenkel. El cruce de lenguajes, los desafíos, y las sensaciones previo al estreno.

Por Ali Rodriguez Martín para El Galpón de las Artes |

La nueva pieza del dramaturgo marplatense Alejandro Frenkel, “Ojo cayó en la telaraña“, llega al Festival de Estrenos de El Galpón de las Artes, después de un largo proceso de gestación. Agustin Elordi, su director compartió detalles de cómo fue enfrentarse al desafío de poner en escena un texto que no solo se inspira en el cine, sino que lo lleva a escena de una manera singular.

La pieza teatral es interpretada por Vanina Alonso, Gabriela Benedetti, Roberto de Large y Marcelo Scalona. En tanto que el diseño de iluminación lo realizó Luciano E. Paciotti.

El director de la puesta en escena, quien fue testigo del nacimiento del texto en un taller de dramaturgia, se sintió inmediatamente atraído por la escritura de Frenkel: “Tiene un estilo muy particular, con una influencia muy fuerte de cine, escribe una dramaturgia con primeros planos”, señala.

“Ojo cayó en la telaraña” se estrena este sábado a las 21:30 en El Galpón de las Artes (Jujuy 2755). Cabe recordar que la sala trabaja Sin Barreras de Boletería por Cooperación Solidaria, aunque para una mejor organización se aconseja reservar localidades a través del siguiente enlace: https://galponartes.com/espectaculo/ojo-cayo-en-la-telarana/

La obra se presenta como un desafío estético y de montaje que invita al público a vivir su propia experiencia. “Es una obra más cerca del realismo de lo que parece, no es absurdo porque no cumple con los cánones, tampoco es una comedia por más que tenga algunas situaciones cómicas. Creo que es una suerte de realismo fantástico muy influenciado por la industria cinematográfica”, percibe su director. 

UNA OBRA DE TEATRO CON CRUCES DE LENGUAJES

¿Cómo se gestó este proyecto?

La obra la escribió Alejandro Frenkel que es un dramaturgo marplatense, fui un poco testigo del proceso porque estábamos compartiendo un taller de dramaturgia. Vi nacer a la obra y la fui siguiendo, siempre me llamó mucho la atención y me gusta mucho lo que él escribe porque tiene un estilo muy particular de escritura totalmente opuesto a mí que soy mucho más concreto y siempre me interesó cómo se hacía para llevar a escena una obra con esas características tan particulares.

“El hecho de ir acotando para llevar a los actores en un camino creo que fue el desafío más grande, lo que más tiempo nos llevó”

¿Qué referencias tuvieron presentes a la hora del montaje?

Hay un cruce de lenguajes, porque la obra está inspirada en el universo cinematográfico, está claro que hay referencias a cineastas como David Lynch, (Michel) Gondry, (Jean-Luc) Godard está muy presente desde lo textual, su presencia es un personaje. Dentro de eso que se propuso desde la dramaturgia yo decidí agregar algo más a la mezcla. A mí siempre me llamó mucho la atención el cine clase B de los ‘70, el cine de explotación, muy bizarro que se hacía con dos pesos.

¿Y qué fue lo que te motivó a dirigir un texto con estas complejidades?

Me gustó jugar un poco con eso, meter dentro de esta historia tan cinematográfica que al mismo tiempo es muy absurda, ciertas cosas ilógicas, donde se juega algo del subconsciente. Meter todo eso en escena y tratar de que sea funcional fue lo que me impulsó a trabajar.

¿Cuál fue el principal desafío?

La primera reacción de quienes leyeron la obra fue que era “un delirio”, después que pasaba ese filtro empezaban a aparecer puntos de vistas muy distintos sobre la obra. Teníamos dos opciones, montarnos en ese delirio sin saber para dónde iba ni que se iba a llevar el espectador, si íbamos a dejarlo super abierto a múltiples posibilidades que ofrece o si por ahí íbamos a encarrilarlo dentro de una lógica válida para el texto y trabajarla desde ahí. Es normal que intuitivamente el actor vaya hacia ciertos estilos, y siempre está esa primera impresión de la obra que nos llevó mucho trabajo, pero para mi gusto rindió. Logramos que cuando la gente vea la obra no se quede con que es un delirio, hay objetos dramáticos, situaciones que pueden ser poco lógicas.

 “Ojo cayó en la telaraña” está salpicada de pequeños temas universales: los proyectos personales, el destino, las pasiones y los límites.

¿A qué remite el nombre de la obra?

La historia está un poco solapada el nombre es un pequeño chiste ‘Ojo cayó en la telaraña’ como que fue trampeado, entonces muestra una historia que no se entiende para dónde va, que parece ser rara, loca y en definitiva la historia está presente todo el tiempo. Al mismo tiempo me pareció interesante todo el proceso, el durante, qué sucede durante eso que pasa pero no pasa, en donde hay confusiones, me pareció interesante mostrar eso y ver de qué manera podía lograr que acontezca eso de caer en la telaraña.

¿Cómo fue la elección de la sala?

La sala nos eligió a nosotros porque un día entré a la sala y vi la primera mitad de la platea con esos butacones de cine que están buenísimos y una obra que tiene tanta conexión con lo cinematográfico, es más el espacio escénico es un set de filmación con su escenografía, cuando vi la platea sentí que tenía que ser acá, que éste era el espacio ideal.

¿Qué representa la obra?

La obra se presenta como un juego propuesto por el dramaturgo. No hay un sentido único, sino a caer en la trampa sutil de la trama. La telaraña tiene que ver con el sentido, cuando uno empieza a buscar el sentido en una obra y ve que hay objetos que son disruptivos entra en duda con la concepción de lo que está pasando. “Ojo cayó en la telaraña” está salpicada de pequeños temas universales: los proyectos personales, el destino, las pasiones y los límites. Una estructura de sucesos lineal que, a pesar de las distorsiones, invita a la reflexión profunda.

El estreno, pospuesto por cuestiones de destino y logística, terminó coincidiendo con el 30 aniversario de El Galpón de las Artes y la renovación de su platea, un “momento específico importante” que enmarca un momento importante para el grupo y la sala. “Los invito a caer en la telaraña porque es hermoso participar y ser testigo de eso que no sabemos si está pasando o no para llegar a un final.”, convoca Agustín Elordi.