Las marionetas de hilo regresan a El Galpón de las Artes para celebrar el Día de las infancias

Tras su gira europea, Sol Lavítola presenta “El show de Simon”, un espectáculo que promete asombrar y conmover a toda la familia.

Por Ali Rodriguez Martín para El Galpón de las Artes |

A pesar de la innovación tecnológica, las marionetas de hilo aún despiertan la curiosidad de quien se detenga a apreciarlas. En el Mes de las Infancias, El Galpón de las Artes vuelve a recibir a Sol Lavítola con “El show de Simon”, un espectáculo íntimo, sensible que despierta el imaginario. Recién llegada de su gira europea la artista compartió detalles sobre un “lenguaje universal que trasciende el idioma” y las generaciones. 

Agosto es un mes particular para las infancias, están quienes celebran el tercer domingo del mes como impuso la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, y quienes sin fijar una fecha precisa lo conmemoran con actividades especiales pensadas para niños y niñas. Así, el teatro se vuelve una alternativa necesaria para alejarse un rato de la estimulación de las pantallas, desarrollar la empatía y la paciencia. Es por eso que El Galpón de las Artes invita a compartir “El show de Simón”,este domingo 10 de agosto a las 17. Las reservas están disponibles a través del siguiente enlace: https://galponartes.com/espectaculo/el-show-de-simon/.

“Lo que hace especial a El Show de Simón para mí, es ese recorrido que trae desde sus inicios en la calle, en contacto directo con la gente, y el vínculo que genera con las infancias, donde en muchos momentos se vuelven parte activa de la obra”, reconoce Sol Lavítola a horas de haber desembarcado en Mar del Plata. La artista Cruzó fronteras y volvió para compartirlo con espectadores de distintas edades. 

Discípula de Pepe García, trece años atrás Sol Lavítola comenzaba a demostrar su destreza con la marioneta Simón y en el 2013 logró aventurarse y realizar su primera gira por Europa. Su fiel compañero de hilo la acompañó en diferentes travesías, temporadas en pleno centro y en los barrios de Mar del Plata donde confiesa que “no llegan ni los políticos, ni el Estado”. En tiempos cruentos para artistas independientes, salir a descubrir otras culturas puede ser inspirador pero también necesario para resistir hasta que llegue la primavera. 

Por este motivo, El Galpón de las Artes invita a compartir una función única e intransferible, escenario al cual Sol Lavítola siente que es “como actuar en casa”. “Es un lugar que conozco y que me conoce mucho, un teatro donde se respira arte y comunidad. Las personas que lo llevan adelante lo hacen con un gran sentido colectivo y comunitario. Me hace muy feliz poder compartir El Show de Simón en ese espacio tan querido”, invita y anticipa que va a hacer un regalo artesanal para “cada niño y niña que asista a la función… una sorpresa”.

  • ¿Qué te inspiró a llevar El Show de Simón a Europa?
  • Una de mis principales motivaciones es conocer otras culturas y compartir mi trabajo con públicos diversos. El Show de Simón tiene un lenguaje universal que trasciende el idioma, lo que me permite presentarlo en países no hispanohablantes y descubrir cómo reacciona la gente en distintos contextos culturales. Al mismo tiempo, no puedo negar que mantenerme activa con mi trabajo también es una necesidad personal y profesional. 

El sector cultural independiente atraviesa muchas dificultades, y sostener una carrera artística solo dentro de nuestro país es cada vez más complejo. Salir de gira ya sea por Europa o por otros continentes representa una oportunidad para seguir creciendo y mantener vivo mi oficio.

  • ¿Cuáles fueron los lugares más destacados que visitaste durante la gira?

Dos lugares que me marcaron especialmente fueron Satu Mare, en Rumanía —un país que no conocía y que me sorprendió por su belleza — y Granada, en España, donde tuve el honor de presentarme en la Casa Museo de Federico García Lorca. Actuar en un espacio con tanta historia y carga simbólica fue profundamente significativo para mí. Otro lugar muy especial fue una pequeña comuna en Alba, un pueblo rodeado de colinas en Piamonte, Italia, donde viven pocos habitantes. Ahí el encuentro con la comunidad fue íntimo y muy cálido.

  • Y en general ¿cómo fue la recepción del público?
  • Muy buena. En la mayoría de los lugares donde me presenté, el público está acostumbrado a ver espectáculos y muestra un gran respeto por lo que sucede en escena. Sentí una apertura y una atención muy genuina, incluso cuando el idioma no era el mismo.
  • ¿Hubo algún momento o función que te haya marcado especialmente durante la gira?
  • Sí, uno que me conmovió especialmente ocurrió durante una función al aire libre en Alemania. En medio del espectáculo comenzó a llover, y aun así, el público se quedó hasta el final. Creo que hay algo cultural en eso: viven en regiones muy lluviosas y están acostumbrados, incluso preparados, para estar bajo el agua. Los inviernos son largos, y la gente espera con mucha ansiedad los eventos al aire libre. Pero de todos modos, fue conmovedor sentir que, a pesar de la lluvia, el público elegía quedarse y acompañar a las marionetas hasta el final.
  • ¿Cómo se creó El Show de Simón y qué lo hace tan especial?
  • Es una larga historia. Simón nació hace trece años y fue la primera marioneta que me llevó a girar fuera de Argentina. Con él viajé por primera vez a Europa en 2013, y desde entonces ha sido un compañero en muchísimos escenarios, sobre todo en las calles, tanto de distintos países del mundo como de mi ciudad, Mar del Plata, donde trabajé durante muchos veranos, solo con él, en una esquina del centro de la ciudad. 

También formó parte del elenco de un espectáculo llamado “Sueños de arrabal”, que presentamos junto a Lucila Manso —con quien conformo la compañía Ánima—. Una obra pensada principalmente para jóvenes y adultos, con una historia interpretada por seis marionetas en escena.

  • ¿Cuál es el proceso de creación de las marionetas y los personajes del espectáculo?
  • Este espectáculo fue mutando y creciendo con los años, a partir de las miradas y consejos de colegas y amigos y, sobre todo, sobre todo a partir de la respuesta del público en cada rincón donde se presentó.

Durante la evolución de la obra, los que en un principio imaginé como personajes secundarias —una rata y un oso— comenzaron a tomar un protagonismo cada vez mayor, incluso más que el propio Simón. Este giro inesperado me llevó a preguntarme qué era realmente lo importante en esta propuesta: ¿el personaje principal, la historia o las hazañas que pudieran realizar las marionetas?

Pienso que cada marioneta, con su propia personalidad y sus limitaciones, refleja aspectos y contradicciones propias del ser humano. Es desde esa potencia que intento fortalecer el vínculo que establecen, tanto conmigo como animadora, como con el público.

  • ¿Cómo logras mantener la magia y la ilusión en cada función?
  • Lo intento, aunque no siempre lo consigo. Cada función es única, y para que realmente ocurra algo mágico deben alinearse varios factores: el contexto, la atención y la energía del público, y, sobre todo, mi propia conexión con el juego y con los personajes. Si alguno de esos elementos falla, es muy posible que la magia no se manifieste de la misma forma. 

Lo más desafiante es que con cada función aprendo a estar más presente, a sostener esa conexión con los personajes y con la vida que se despierta en escena. Creo que ahí está la clave: en seguir buscando ese momento vivo y verdadero, incluso cuando no es perfecto.

  • ¿Qué mensaje o emoción buscas transmitir a través de El Show de Simón?
  • No quiero transmitir un mensaje puntual, quiero que el público salga con una sonrisa y que se olviden de los problemas por un rato. Que los niños sientan conexión con los personajes y que los adultos se permitan volver a mirar el mundo con ojos de niño. 
  • ¿Qué esperas que el público se lleve de la experiencia?
  • Ojalá se lleven alegría y un poco de ternura que hace tanta falta en estos tiempos. 
  • ¿Cómo te involucraste en el mundo de las marionetas y qué te apasiona de este arte?
  • Mi primer maestro en el mundo de los títeres fue Pepe García. Con él comencé a actuar a los 19 años y me presenté en varias oportunidades junto a su compañía, Los Cuatro Gatos. Pepe fue quien me alentó a convertir este oficio en una profesión, que con el tiempo también se transformó en una pasión. Luego llegaron las marionetas y quedé un poco atrapada en sus hilos. La creación de la Compañía Ánima y el Taller que tenemos hace doce años junto a Lucila, me permitió investigar distintas formas de construcción y materiales, conocer más a fondo las posibilidades de la materia y la mecánica que hace a esta técnica.

Lo que más me apasiona de este arte es el desdoblamiento que sucede cuando animó una marioneta: esa experiencia de estar en mi cuerpo y, al mismo tiempo, en otro, observar cómo un objeto cobra vida, y al mismo tiempo ser quien lo hace posible. ¡Es una forma de arte increíble! 

  • Hasta ahora ¿Cuál es el momento más destacado de tu carrera como titiritera?

Hay muchos que llevo en la memoria. Haber actuado en la cárcel de mujeres de Batán, fue uno que me marcó mucho. Tengo la suerte de hacer un tipo de teatro que no necesita estrictamente del teatro (en tanto espacio) para existir. Para mí es una suerte porque eso me permite ir hasta la gente, ir en busca del público, encontrarlo en las calles, en los barrios, en las plazas y poder cruzar márgenes y fronteras para que mis marionetas lleguen tanto a otros continentes como a los lugares más olvidados de mi propia ciudad, donde el Estado y los políticos no llegan.  

  • ¿Qué consejo le darías a alguien que quiera iniciarse en el mundo de las marionetas?
  • Que juegue, que experimente sin miedo, que se deje sorprender y que sea tolerante a la frustración. Las marionetas son muy nobles y la animación guarda la historia de la humanidad, es una forma de arte increíble y única.