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Bonito Bonito: Un viaje sensorial para vivir la experiencia “casa – teatro” en El Galpón de las Artes · El Galpón de las Artes

Bonito Bonito: Un viaje sensorial para vivir la experiencia “casa – teatro” en El Galpón de las Artes

Mónica Arrech, Nahuel Porto Navarro y Ayelén Basualdo asumen el desafío de mudarse con un proyecto que invita a explorar a través de las sensaciones.

 “Bonito Bonito” de Mónica Arrech y Nahuel Porto Navarro muta a El Galpón de las Artes y es parte de la grilla del Festival de Estrenos. Junto a Ayelén Basualdo, la obra propone un quiebre en la convención teatral, explorando el sentido a través de la intimidad y la percepción que propone, en esta oportunidad, la “casa – teatro”. 

La obra, que forma parte del Festival de Estrenos, es el resultado de un proceso creativo que comenzó en el interior de una casa real, y que ahora se “muda” al teatro con la promesa de estimular la percepción del público. El domingo 23 de noviembre a las 21:30, el escenario de El Galpón de las Artes (Jujuy 2755) se convertirá en un espacio de intimidad y juego con Bonito Bonito. Las reservas están disponibles a través del siguiente enlace: https://www.galponartes.com/espectaculo/bonito-bonito/

Originalmente, la pieza se gestó a partir de “pequeños momentos,” utilizando cada rincón de un espacio cotidiano, la casa de Mónica Arrech. “Adoramos cada objeto, cada detalle de la casa; es una mudanza la que estamos haciendo ahora”, explica.

La incorporación de Ayelén Basualdo al elenco este año sumó un nuevo dinamismo. Aunque se integró inicialmente para la asistencia y el orden —el equipo confiesa ser “un quilombo” que cambiaba la obra en cada función—, ahora va a actuar. 

​De la intimidad al escenario: Un Teatro de sensaciones

¿En qué contexto nació Bonito Bonito?

Mónica: En mi casa tengo un taller con muchas telas, tijeras, máquinas, objetos colgando y todo quedaba en uso y se trabajaba en eso, a partir de ahí empezamos a trabajar con Nahu con una palabra y una idea. 

Nahu: La primera palabra se perdió y la idea también, empezamos a jugar. Para mí estuvo bueno lo de la casa de Moni como también correr de cierta centralidad el rol de la actuación y ver que hay un montón de cosas que están operando y poner la conciencia ahí. Para mí fue una exploración, Moni frena en lugares donde yo no frenaría o pondría texto, haría bardo y me dice pará; y ahí aparecen texturas, olores, el tiempo de las cosas. Por lo menos para mí que vengo de una actuación histriónica, engomada, exagerada bajar un cambio estuvo bueno. 

Está bueno ir más allá del desafío espacial y ver qué propone ese lugar, porque la adaptación es muy diferente. También en lo actoral, intentamos despojarnos de ciertos modismos, por lo pronto es lo que me interesó de la búsqueda. 

¿Cómo fue esa exploración?

Monica: Hacíamos ensayos de muchas horas, seis horas de trabajo bastante intensas. Empezó con una idea y terminó corridísimo. Todos nos parecía que sí, no hubo muchos no; entonces todo fue más fácil. Y esto de la casa, la luz, de que haya olor a bizcochuelo, a café, los ruidos, de usar el lavarropas, la canilla y que se sienta el agua y darle tiempo a que la gente escuche. No los recibia nadie, eso era muy raro también y la gente tocaba la puerta decía Bonito Bonito y pasaba. La gente se movía sola por la casa, todos los ambientes. 

Nahu: Era muy loco para la gente, el espacio teatral condiciona pero entrar a una casa desconocida era muy loco. 

​Es un gran cambio pasar de una casa a una “casa – teatro” ¿Cómo lo están transitando?

Monica: Habíamos hecho todo un planteo inicial y lo tuvimos que cambiar. Para el público también, entrar a una casa desconocida como era la mía y moverse por ahí en la penumbra, los sacaba del lugar. En mi casa, ha pasado de personas que se han quedado sentadas en un sillón tildadas, como disfrutando lo que proponia ese lugar con sus luces y sombras. Tampoco nosotros imponemos nada. 

Nahu: también es parte de la propuesta es decir a donde vayamos vamos a tener que adaptarnos a ese lugar para que la cosa sea. Después es todo un desafío, el espacio teatral condiciona por sus dimensiones a un espacio que no está contemplado como teatro. Eso también es muy interesante porque depende de la inquietud de cada espectador se puede ver hasta donde se la juega. Hay gente que en la casa de Moni se animó a meterse en cuartos donde no se animaban otras personas.

¿Cómo fue la incorporación de Ayelén?

Monica: Ayelén se incorporó este año al equipo, nos hacía falta también un poco de orden, de asistencia. Nosotros no teníamos nada escrito. Inclusive para una misma función llegamos a tener dos flyers distintos para promocionar, porque a mí me parecía mejor uno y a Nahu otro. 

Nahu: Somos un quilombo, cada vez que la hacíamos  cambiabamos todo.

Ayelen: Para mi fue todo un momento, Nahu cuando me invitó y no me supo explicar muy bien la obra de qué se trataba. Mi propósito era claro, tenía que controlar a la gente y una vez que arrancó la función empecé a hacer otra cosa. Pasé el texto escrito, las canciones y ahora lo dimos vuelta, porque acá actúo. 

La propuesta es para un espectador activo, con determinadas decisiones, no muy intensas pero sí pequeñas decisiones.

¿Qué buscan que se lleve el público con la obra?

Nahu: Después de haber hablado con gente que la vio, se llevan sensaciones. A mí me flashó mucho que la gente se detiene en los olores o lo que hago con el personaje: en un momento abro una pava de esas silbadoras, y empieza a salir humito y yo estoy mirando, hay personas que se conmueven con esos momentos y es algo que esta muy corrido de donde yo suelo pensar la cosa. 

Mónica: es eso, sensaciones, percepción. Acá nos va a cambiar mucho, va a ser muy distinto pero estamos muy dispuestos y tenemos unas ganas de traspasar esa motivación, esa sensación. Tenemos ganas de compartir con la gente, la casa, los momentos, todo lo que hemos pensado para ofrecerles para estimularlos, para degustar, saborear. Todo eso es lo que nos da ganas que la gente pueda disfrutar del espacio: la plazoleta, los pisos, las texturas, el café , los baños, las nuevas butacas, queremos que la gente mire esas butacas nuevas y que las disfrute. 

​​La obra, cuyo lema es cuestionar si “el final es otro comienzo,” busca que el público se lleve sensaciones y percepción. Previo a una función en un nuevo espacio el equipo extiende una invitación simple y tentadora a la sala que se está preparando para celebrar sus 30 años: “Que vengan a disfrutar de algo Bonito Bonito, es eso. Es simple, estamos preparando cosas Bonitas Bonitas.”